Crítica: Quantum of Solace

El espía más famoso de la historia del cine vuelve a nuestras pantallas con Quantum of Solace, secuela directa de la magnífica Casino Royale que en esta ocasión viene de la mano del director Marc Forster (Monster's Ball). El resultado: una buena película de acción y poco más.

El guión de Quantum of Solace, escrito por

Paul Haggis y Neal Purvis, situa la trama poco tiempo después de lo acontecido en Casino Royale. Sin embargo, resulta desconcertante el uso practicamente nulo de la trama mostrada en el primer film, centrándose solamente en el irrefrenable (y exagerado) deseo de venganza de Bond. Así pues, y con este leitmotiv, la película acaba siendo un festival de persecuciones, peleas y explosiones varias que sería muy disfrutable si no fuera por lo confuso y en ocasiones inexplicable de su desarrollo.

Tampoco la labor de Forster en la dirección resulta demasiado buena. Pese a ser un director más que competente en el terreno dramático, su nulo conocimiento sobre el cine de acción se hace notar en escenas demasiado veloces y confusas, que dificultan mucho su seguimiento. Un esfuerzo meritorio, francamente, pero para nada satisfactorio.

El interesante reparto de la cinta se ve lastrado por la mediocridad del guión. Así, tenemos al héroe, un James Bond (Daniel Craig) que debería estar destrozado y furioso pero que aparece completamente insensible. También tenemos a Mathieu Amalric como Dominic Greene, uno de los villanos más desaprovechados de la saga, y a Olga Kurylenko como Camille, una mujer de armas tomar cuyo trasfondo, por poco original, resulta risible. Sólo se salva en esta ocasión la magnífica Judi Dench en su papel de M. Una lástima que aparezca tan poco.

En resumidas cuentas, Quantum of Solace resulta una película de acción resultona y disfrutable por momentos, pero que palidece en comparación con otras cintas de la saga como Casino Royale o GoldenEye. Si sois fans de la saga, seguramente os cabreará sobremanera lo poco del espíritu de Bond que contiene Quantum of Solace. Ahora bien, si sólo queréis sentaros en una sala y divertiros con una película de acción sin pretensiones, es una opción a tener en cuenta