Crítica: Speed Racer

Después de The Matrix Revolutions, los Hermanos Wachowski vuelven al cine con Speed Racer, película basada en el anime Mach GoGoGo creado por Tatsuo Yoshida. Muchas eran las dudas que tenía respecto a esta película, pero como me siento en deuda con los Wachowski (Por el primer Matrix y por el guión de V de Vendetta) decidí darles una oportunidad e ir a ver la película. Y la verdad es que no me arrepiento.

Speed Racer es, fundamentalmente, una película familiar. Por lo tanto, contiene todos los tópicos que se podrían esperar en una película del género. Sin embargo, Speed Racer incluye también una buena dosis de elementos ajenos a este tipo de cine: acción, intriga, tensión y adrenalina a borbotones son las grandes bazas de este film.

El reparto de la cinta está plagado de nombres conocidos, como Emile Hirsch, Susan Sarandon, John Goodman, Christina Ricci o el ídolo coreano Rain. Sin embargo, por encima del extenso reparto destacan Roger Allam como el malvado Mr. Royalton y Matthew Fox interpretando al misterioso Racer X, personaje que resulta de lejos el más trabajado e interesante de toda la película.

Por supuesto, y tratándose de los Hermanos Wachowski, los efectos especiales no podían faltar. En Speed Racer, el trabajo con CGI ha resultado fundamental (no en vano el film es prácticamente animación 3D) y reproduce perfectamente el ambiente que transmitía la serie de dibujos. La pantalla se convierte en un festival de colores donde la velocidad, la luz y el bullet time se combinan para crear algo nunca visto y realmente impresionante.

En síntesis, Speed Racer viene a demostrar que, dejando de lado la acción pura y la metafísica de la trilogía Matrix, los Wachowski saben hacer cine de entretenimiento de buena factura y con buen fondo. Cine familiar sin pretensiones que disfrutarán los más pequeños de la casa y que gustará también a los mayores, que ya es mucho para los tiempos que corren. Queda totalmente recomendada.