Hood, primera parte de la Trilogía Rey Cuervo, nos propone una interesante vuelta de tuerca al mito del príncipe de los ladrones. La historia tiene lugar en el siglo XI, pero cambia los legendarios bosques de Sherwood por los espesos bosques de Gales. El protagonista de la novela, el príncipe heredero Bran ap Brichan, es exiliado de su tierra (Elfael) y casi asesinado por invasores franceses. Perdido en los bosques y herido de gravedad, Bran es encontrado por la hechicera Algharad. Su larga estancia con la vieja hechicera hace que Bran, arrogante e irresponsable, se convierta en un hombre nuevo, lleno de ansias de venganza contra los francos y dispuesto a liberar a su pueblo de la opresión que sufre a manos del conde Falkes de Braose. Su lucha le convertirá en la única esperanza de su gente, y en última instancia, en una leyenda.
El artífice de esta revisión del mito de Robin Hood es el escritor norteamericano Stephen R. Lawhead, autor de obras de corte fantástico tan reconocidas como La Canción de Albión o El Ciclo Pendragón. La prosa de Lawhead, ágil y descriptiva, crea una atmósfera fantástica, con unos personajes muy trabajados. Todos estos elementos contribuyen a que Hood sea una novela realmente amena y fácil de leer, que además reune todas las cualidades necesarias para encantar a los aficionados a la literatura fantástica.
La Trilogía Rey Cuervo se completará con Scarlet, de próxima aparición en nuestro país, y con Tuck, que será publicada el próximo año. Les seguiré la pista con mucho interés.
Nota: Como lo prometido es deuda, esta reseña va dedicada a Hinaiseki, quien me descubrió Hood y con ello me metió de cabeza en otra saga literaria. Va por ti.
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