sábado, 24 de marzo de 2007

Crítica: 300

300, el segundo largometraje de Zack Snyder tras El Amanecer de los Muertos, ya se ha estrenado en nuestro país. Como era de suponer, las colas para conseguir entrada eran de órdago, pero, ¿vale la pena? Pues sí, y mucho.

Basado en la novela gráfica de Frank Miller, 300 no es solamente otra adaptación de un cómic a la gran pantalla. Es todo un ejercicio de creatividad desbordada, ganas de hacer buen cine y trabajo duro. Y lo que es aún más importante: representa una nueva forma de hacer cine.

Zack Snyder, que ya despuntó en su momento con El Amanecer de los Muertos, nos da con 300 una muestra de su gran potencial como director: Planos increíblemente certeros, batallas épicas detalladas al milímetro y una atmósfera que, en resumidas cuentas, te hace sentir que no has visto nunca algo ni remotamente parecido a 300.

Las actuaciones resultan magistrales, sobre todo la de Gerard Butler (El Fantasma de la Ópera), quien lleva casi todo el peso de la película. Rodrigo Santoro (Perdidos) como Jerjes, Lena Heady (Los Hermanos Grimm) como la reina Gorgo y David Wenham (Van Helsing) como Dilios son solo algunas de las estupendas interpretaciones de la cinta.

En cuanto a los aspectos técnicos, solo puedo añadir halagos: Una fotografía realmente innovadora, que usa los mismos tonos cromáticos que usara Miller en la novela gráfica, unos efectos especiales sencillamente espectaculares, que convierten el movimiento a cámara lenta en todo una arte y te permiten meterte en la película como nunca, y un sonido tan realista que te permite oír el silbido de cada flecha disparada al aire.

En conclusión, debo decir que 300, aparte de ser la mejor adaptación de un cómic a la gran pantalla, es una película que marca un antes y un después en la manera de hacer cine. Todo lo anteriormente dicho lo convierte en un film totalmente imprescindible, que brilla por encima de toda la morralla que abarrota hoy en día nuestros cines.

¡Espartanos! Vedla u os arrepentiréis...

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