Beowulf es, como poco, un film atípico. Y es que pocas veces se ha tratado una historia así en el terreno de la animación, especialmente de una forma tan cruenta. Pasando desde escenas hiperviolentas a algunas con un marcado toque erótico, el film no se corta un pelo, lo cuál es digno de elogio en los tiempos que corren.
Otro gran acierto de Beowulf es su guión, a cargo de RogerAvary y el siempre genial Neil Gaiman, que han tomado del poema épico original los personajes y el entorno, cambiando en gran parte la historia narrada en la obra. Esto resulta ser todo un acierto, puesto que las nuevas relaciones que se entretejen en la maraña de personajes del film ayuda a que la película cobre un acusado tono trágico que realmente sobrecoge al espectador.
La animación del film fue realizada mediante motion capture, técnica que ha experimentado un claro adelanto desde The Polar Express. Y es que en Beowulf todos los personajes, animales e incluso entornos se lucen y se mueven con total naturalidad. Cierto es que en algunas ocasiones las expresiones faciales no están del todo conseguidas, pero por lo demás, el resultado es soberbio. Los actores son perfectamente reconocibles en sus dobles digitales, especialmente Ray Winstone como el héroe que da nombre al film, Robin Wright Penn como la reina Wealthow y Angelina Jolie como la madre del Grendel.
Sin embargo, lo más destacable del film es lo que subyace bajo su brillante superficie. Y es que aunque Beowulf no deja de ser una fabula épica sobre un héroe, este sigue siendo un simple hombre, tan vulnerable, falible y víctima de su orgullo y codicia como lo somos todos. Así pues, el film deja claro que ser un héroe no trata simplemente de enfrentarse a terribles monstruos, sino también de hacer frente a nuestra bestia interior.
En resumidas cuentas, Beowulf es una de las mejores películas de este año que se acaba, y lo más recomendable de todo lo que hay ahora mismo en cartel. Así que si no sabéis que hacer en estos días invernales, buscad refugio en vuestra sala favorita y disfrutad del viaje fantástico que nos ofrece Robert Zemeckis. No lo lamentaréis.
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